Después de una serie de incidencias externas que me han impedido hacerme con ella antes (formateo del PC cuando ya tenía casi bajadas las dos partes, más disco duro arruinado por un apagón XD, etc.), por fin he podido ver, más vale tarde que nunca, mi esperadísima última película de Hong Sang-soo. Pongámonos en situación: la premisa de partida es la decisión del protagonista, un director de cine incapaz de terminar su guión, de pasar unos días en la playa con un viejo amigo, lugar en el que quizá encuentre la tranquilidad necesaria. El amigo acepta, pero insiste en llevar a su novia con ellos. El director impondrá su aparentemente fuerte personalidad para seducir a la chica, que descubre lo de ser novia del colega es más un deseo de éste que realidad. En efecto, lo que consigue el director es precisamente pasar la noche con la chica. Después, vendrán las dudas y la historia se romperá: todos marchan a Seúl, pero el rótulo dos días después nos resitúa de nuevo en el mismo escenario, con coyuntura distinta: ahora el director está sólo en la playa, a donde ha vuelto a reflexionar, pensar su guión, quién sabe. Pronto echará en falta a su amiga, e intentará llamarla en vano, pues aquella no le contesta. Bien, su imagen se reflejará en otra chica a la que conoce casualmente. Aquí empieza el tema de los parecidos y las imágenes que irrumpen: embaucará a la nueva chica simplemente porque se parece a la anterior. Divertidísimas reminiscencias al "Vértigo" de Hitchcock que introducen el ya paradigmático mecánismo especular dentro de las películas del coreano. Porque la antigua chica vuelve, y ahora el triángulo amoroso pasa de dos hombres y una mujer a dos mujeres y un hombre. Como puede observar quien ha llegado hasta aquí, resulta difícil hacer una descripción argumental de "Woman on the beach". Es una película que en su simplicidad resulta enormemente compleja: primero, por su esfuerzo en atrapar, y sólo esto, trozos de vida. Como el cine de Rohmer, con el que se emparenta directamente, pues que el francés es el gran maestro de Sang-soo es algo que él no esconde, aunque también se encarga de marcar diferencias, tan obvias que por eso tenemos a Hong Sang-soo como uno de los directores más innovadores de la actualidad. Lo que le aleja de Rohmer es que su manera de tratar los triángulos amorosos y los dilemas morales introduce los puntos de vista de una manera más formal constructivamente, en oposición a Rohmer, que es más rígido narrativamente. Lo que pierde en profundidad estructural lo gana en filosófica, eso es cierto, pero constituye un tema que no analizaremos aquí. El caso es que el formalismo estructural que caracteriza su cine, sobretodo en sus comienzos, se ha ido diluyendo poco a poco en una indeterminación argumental, al modo de Rivette, si me explico: las formas subjetivas, que no han desaparecido, se han integrado en la historia como bifurcaciones, aquello que analizando el cine de Rivette, algunos llamaron derivas narrativas (y qué potentes metáforas la de las olas sobre la orilla o las caminatas del director buscando inspiración). Como decía, esta curva fractal que toma su narración es el segundo motivo por el que la película resulta tan compleja. Y precisamente Sang-soo tiene la valentía de explicarnos, por medio de su personaje, como funciona su cine: en esta magistral secuencia, el director protagonista traza un croquis sobre su concepto de cine y realidad: el todo es una figura con infinitas curvas (osea, ¡un fractal!) y las asociones de imágenes vienen en triángulos, que al unirlos van formando figuras geométricas más y más complicadas, que se aproximan a la totalidad. En definitiva, por la manera en la que está rodada y por la psicología de sus personajes (aquí habría mucho qué decir, pero saben que yo detesto los análisis psicológicos y prefiero quedarme con la grandiosa sensación de auténticidad que me inspiran los personajes) estamos hablando de la obra total de Hong Sang-soo, tanto como decir que "Woman on the beach" es la mejor película estrenada internacionalmente el pasado año, junto con "Juventude em marcha".
Otros comentarios:
2 comments:
Totalmente de acuerdo. La escena del croquis en la servilleta es estupenda y, además de esclarecedora (como si funcionara a modo de compendio de toda la obra de Hong Sang Soo) resulta muy divertida, lo que le da una aparente ligereza que hace que no desentone con el tono del film.
Un saludo!
Sí, la profundidad ligera característica del cine de Sang-soo, más soterrada si cabe que en el de Rohmer, donde hay situaciones marcadamente intelectuales. Aunque el francés es un maestro en integrarlas dentro del acontecer diario, demostrando que ligereza y profundidad no están reñidos (Kundera no estaba en lo cierto en su famosa novela XD). Hong también hace lo mismo, aunque juega con otros elementos (más estructurales que discursivos).
Nos leemos. Un saludo.
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